* artículo originalmente publicado en el medio chileno LAPALA
Del 10 al 13 de octubre se llevó a cabo en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, el vigésimo Congreso Nacional Indígena de México, con delegados representantes de 32 tribus, naciones y pueblos del país. Convocado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN, esos días se realizaron mesas de trabajo para relevar las injusticias y atropellos que viven los pueblos originarios, principalmente a causa de los proyectos mineros, la deforestación, la entrada de empresas transnacionales, el paramilitarismo y todo el resto del aparataje represivo del narco-gobierno mexicano.
Sin embargo, el EZLN traía una propuesta que presentó a los delegados y que corrió rápidamente entre nosotros, los observadores extranjeros, como un quebradero de cabeza: llevar una candidata mujer indígena a las elecciones del 2018, elegida por el Congreso Nacional Indígena.
El solo hecho de que se planteara la vía electoral supuso un remezón para todos los que somos adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, y a nuestras firmes convicciones de “cambiar el mundo sin tomar el poder”. Sin embargo, el zapatismo siempre nos está desafiando a salir de nuestras zonas de confort ideológico y a entender sus tácticas y estrategias según las necesidades del contexto, más que en la mantención de dogmas férreos.
En ese sentido, comprendimos con el paso de los días el sentido completo de la propuesta, la que es debatida en estos días por las naciones indígenas de México y sobre la cual presentarán una resolución a fines de Diciembre de 2016.
Primero, es necesario recalcar que no es el EZLN el que va a las elecciones presidenciales, como livianamente anunció a los cuatro vientos la prensa que tiene poco tiempo para estudiar. Es el conjunto de la población indígena la que levantará, si así lo decide, la figura de una mujer representante para poner en la palestra de la discusión y en el centro de los programas políticos los temas indígenas, que finalmente son los temas de sobrevivencia de un país.
Segundo, con esta propuesta se desarrolla ya un proceso que fragmenta la unidad política de Derechas e Izquierdas partidistas, que pone en tensión los procesos electorales y que reforzará los procesos de autogobierno, fortaleciendo una idea de Consejo de Gobierno que modificará las subjetividades políticas hasta ahora establecidas.
Por supuesto que tras el anuncio público ya sonaron las alarmas, y como era de esperar, estas llegaron primero que todo de la izquierda partidista. Andrés Manuel López Obrador (AMLO), candidato tradicional del partido MORENA y opositor común del PRI, apoyado por comentaristas de prensa ansiosos de perder algún hipotético cargo ministerial, han acusado al EZLN de generar una coalición en contra de AMLO y de “hacerle el juego a la derecha”, y apuntan con el dedo a los zapatistas por “traicionar sus proyectos autónomos”, incluso con caricaturas que ha publicado el diario de izquierda La Jornada.
Estos chantajes simplistas no hacen más que revelar la naturaleza real de quienes se auto proclaman simpatizantes de la causa indígena, siempre y cuando ésta no toque sus intereses de poder ni les obligue siquiera al mínimo ejercicio de la reflexión inclusiva.
El zapatismo siempre nos ha enfrentado a romper nuestras expectativas de lo consumado y sancionado, a entender las lógicas de cambio y miradas a largo plazo. Sabemos que no estará en juego el proceso autónomo de las comunidades zapatistas ya consolidado, ni que el propósito es llegar al Poder. Es más, los zapatistas mismos difícilmente votarán ya que están fuera del patrón de registro civil y por tanto, del electoral. Se trata de que se conozca, hable, considere y valore el saber vivir indígena y que éste influya en una urgente praxis política que salve a México de la hecatombe total.
Ahora nos toca un proceso de trabajo en varias líneas: defender la decisión y difundir su sentido en todos los medios de comunicación y redes sociales; apoyar y prever de seguridad a las comunidades indígenas quienes verán incrementada su inseguridad una vez se anuncie la vía electoral y colaborar en las necesidades de la campaña.
Adelante compañeros!
Natalia Arcos-GIAP